4 de marzo de 2014

En las pequeñas cosas...

gotitas de vivencia...

Llega un momento en la vida en que las cosas que antes parecían tan importantes no lo son, eso por lo que te mataste trabajando o te desvelaste y te esforzaste no tiene tanta importancia o no se siente lo que... cuando por años trabajamos por lograrlo y al alcanzarlo pensamos, yo creí que esto se sentía mejor pero no...

Recuerdo vívida mente lo que sentí, cuando logré esa satisfacción y al tenerla en mis manos no se sentía lo que cada vez que trabajé por ello, pensé iba a sentir...luego me dije que sigue...

Pienso que los momentos en los que me he sentido plena o satisfecha, ha sido precisamente en las cosas vividas que son más sencillas, en el regalo de vivir sin vendas en los ojos, ni atada del alma, ni amarrada de mi carne, ni encadenado mi espíritu...esos son los instantes en que he sentido que vale la pena! pues fue cuando Dios puso su mirada en mi, y yo me digné corresponder esa mirada...

Nada tiene tanta importancia para mi vida como ese momento...cuando ya no estuve más perdida, ni confundida, ni herida, ni llena de odio, resentimiento, sufrimiento o amándome a mí misma o pensando en cuán lejos pensaba llegar...

Han sido definitivamente los momentos más pequeños los que me han hecho más feliz, los que me han hecho sentir plena, los que me han hecho vivir y vivir de verdad porque es Dios quien me llenó nuevamente de vida...

Y es que...he podido ver en la mayoría de conocidos que trabajaron duramente por su sueño, que renunciaron a muchas cosas y hasta al amor por lograr su meta... como hoy el vacío y la soledad, el hastío y la monotonía se han vuelto presa de sus vidas, ríen pero por dentro lloran, posan y aparentan sobriedad, éxito, felicidad y reconocimiento...pero en el fondo son personas vacías que ya no sienten amor...que viven solo por la rutina, pues el éxito se comió su corazón, encadenó su alma, vendo sus ojos y se apoderó de su espíritu...

Es que solo en las manos de Dios, el hombre puede ser feliz, el que tiene, lo logra y consigue sus metas dándole gloria a Dios, sabe que esas metas no son todo en la vida y que en el cielo está todo...el que se amarga por el trabajo, por las penas, por lo que le falta, por lo que no hizo, por lo que dejó pasar y vive anclado al pasado...se vuelve preso de una vida llena de amargura sin Dios...vacío y lleno de hastío y eso...es la peor vida que una persona puede vivir...

Y es que si las personas supieran que la mirada no son las metas materiales y que todo lo que los demás piensen no es importante, si todos entendieran que aún conociendo de Dios nos podemos haber equivocado pero estamos confiando que Dios es quien perdona nuestras faltas, nuestros errores, nuestras caídas y nos levanta, reconcilia...es por Jesús que podemos ser libres...

El pensar así me costó falsos amigos, falsos hermanos y falsas iglesias...el pensar distinto, que la religión no es la que salva me costó hasta perder familia porque las personas se anclan a lo que una persona dijo y no a lo que Jesús piensa de mí en la Biblia y me pide a mi que viva según lo que el mandata en su Palabra...

Siempre que he pensado en cuando soy feliz...ha sido cuando he recibido el genuino amor de mi Dios a través de mi padre, mi esposo, mi hijo, mis dos hijas...en un amanecer, en una fresca ventisca, en las gotas de lluvia, en el fresco rocío de la mañana en el calor de la tarde, en el cansancio de la noche...en el frío de la madrugada...

Siempre que he sido feliz, ha sido cuando he sido agradecida por cuánto Dios ha hecho por mi, por mi casa, por mis amigos, por mi familia...en sus milagros, en las cosas sobrenaturales suyas, cuando he profundizado más en el conocimiento de su amor, cuando me he deleitado en su presencia, cuando he permitido que el toque mi corazón...

Que no me hace feliz...las cosas, las comparaciones, el que piensen que fracasé porque no camino por donde otros caminan, el que piensen que perdí la belleza que según ellos tuve, que perdí todo lo que según sus ojos ya no tengo...porque no ven que dentro de mi no hay lo que conocieron, porque pocos pueden ver con los ojos que Dios me ve, pues lo que Dios ha hecho conmigo es tan pequeño, que solo los que tienen el toque de Dios pueden notarlo...porque soy tan pequeña...que solo un grande puede notarlo...

"La recompensa de la humildad y el temor del SEÑOR son la riqueza, el honor y la vida."
Proverbios: 22:4

...por
          Cristina Hidalgo de Marroquín.

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